En este mismo momento me siento mal, impotente y sin ganas, lo que digo creer y lo que hago no concuerdan, no cuadran. Lo peor de esta situación es el dolor que le causo a las personas que amo, sin dudas la parte mas dura de sobrellevar de estas terribles consecuencias que traen mis malas decisiones.
No dejo de pensar en los israelitas a un paso de la Tierra Prometida, un paso que se convirtió en 40 años y después en muerte. Odio la soledad y la monotonía del desierto, de verdad lo odio. Tal vez no debería de decir esto, debería de aprovechar esta oportunidad para acercarme más y conocerlo más, pero es tan difícil, ya no se lo que es real y lo que es espejismo. Odio dar vueltas y vueltas en este desierto, pero quiero ser hombre y afrontar las consecuencias de mis actos.
Ahora que lo pienso no hay vuelta atrás, ya llegué hasta acá y no pienso en regresar, solo en seguir caminando y empezar de una vez por todas a brillar. Tengo que amar y creer no solo con mi bocota, tengo que amar y creerle a Dios en lo que hago, en lo que dejo de hacer.
P.D.: Creo que mi mente necesita unas vacaciones, necesito encontrar el botón de apagado y descansar (!).
2 comentarios:
vaya! creo ke al menos hay una persona ke realmente deja de lado tanta hipocrecia espiritual y habla realmente de como se siente, y aunke suene raro te felicito por esa dispocicion de hablar con la verdad.
Tu sigue, y como consejo solo te digo ke te aferres de todas sus promesas, es cierto ke hay problemas.. jesus lo prometio, pero el dijo ke VENCIO AL MUNDO... como ves?? asi ke aunke este dificil, tu siguele! ke nomas estamos de paso en este planeta.
a veces los sentimientos son tan fuertes que pareciera que son todo lo que hay, pero eso no es cierto, el amor de Dios está por encima de los sentimientos, y hasta por encima de lo que llamamos realidad, y es el amor de Dios (el amor que el derramó en nuestros corazones y que nos permite amarle a él), el que debe impulsar nuestros actos, sentimientos y pensamientos y no al revés.
Gastón: gracias por tu comentario, tenés razón, hay que seguir.
Publicar un comentario